Los estudios realizados hasta el momento, revelan que en pacientes con enfermedad renal crónica, al inicio de su vida con diálisis existe una gran necesidad de información y de búsqueda de elementos cognoscitivos relevantes para hacerse una correcta representación de su enfermedad y tratamiento. Se conforman en ésta etapa la actitud hacia la enfermedad, el estilo de afrontamiento, y el componente intelectual del cuadro inerno de la enfermedad. Así como también se puede visualizar que después de un período largo de vida con diálisis, ocurren cambios en la personalidad de éstos pacientes, una disminución de la intensidad de las actitudes hacia lo social, el trabajo, la sexualidad, y una reestructuración de valores e intereses.
Debido a este cambio en su estilo de vida, los pacientes suelen presentar diversos grados de alteraciones emocionales, las más comunes son ansiedad y depresión, asociadas a la sintomatología orgánica, a las limitaciones impuestas por la ER y al tratamiento de la misma. La intensidad de las reacciones emocionales varía de un paciente a otro dependiendo de la valoración cognitiva que se realice y del impacto de la enfermedad renal y la terapia renal sustitutiva, sobre sus condiciones de vida. Por otro lado el nivel de impacto sobre la calidad de vida del individuo puede estar relacionado con patologías de base asociadas como lo serían, entre otras, la diabetes e hipertensión arterial.
Sandín y Chorot (1995) plantean que la ansiedad funciona como una señal de alarma ante la percepción y evaluación subjetiva de una situación como amenazante, puede actuar como respuesta adaptada al preparar al organismo para responder a las demandas de su entorno, o bien como respuesta adaptativa al anticiparse a un peligro irreal. Las personas depresivas tienden a interpretar sus experiencias como pérdidas o fracasos y a evaluar los sucesos negativos como globales e irreversibles, Esto da cuenta de la existencia de un sesgo sistemático en el procesamiento de la información, conducente a una visión negativa de sí mismo, del mundo y del futuro (triada cognitiva negativa).
Si bien la tecnología ha logrado disminuir la mortalidad de los pacientes renales crónicos y mejorar el tratamiento sustitutivo de la función renal, la presencia de depresión y ansiedad en este tipo de pacientes aumenta los riesgos de suicidios, expresados en la no adherencia al tratamiento, incumplimiento de las restricciones dietéticas e intentos suicidas directos. Varias investigaciones enfatizaron que la depresión en los pacientes renales crónicos se encuentra asociada a comportamientos de no adhesión al tratamiento médico, lo cual conduce a un deterioro en la calidad de vida, a una salud más pobre y a un aumento de los riesgos de mortalidad. Muchos de los síntomas físicos asociados a la ansiedad y depresión son confundidos con la sintomatología de la ERC; debido a esto es importante realizar una evaluación integral que no solo involucre un exhaustivo examen médico, sino también un diagnóstico psicológico a través del cual se intente abordar esta problemática con el objetivo de brindarle a los pacientes distintas herramientas psicológicas para afrontar la enfermedad y su tratamiento.
Por todos y cada uno de los motivos anteriores es que en nuestra Unidad Renal se maneja al paciente con un enfoque multidisciplinario, donde se tiene en cuenta no solo su estado físico sino emocional, valorado por un equipo completo. El departamento de psicología se basa en la destreza de las relaciones humanas, tomando en consideración las necesidades del paciente, analizando los problemas que aquejan al usuario, donde el principal objetivo es realizar una intervención integral, la cual promueva el desarrollo de técnicas y/o estrategias en pro de la salud, no sólo de quien padece una enfermedad crónica, sino también de la familia que acompaña directamente al enfermo.